Odio la Navidad y es un odio muy profundo y muy punk. Esta pesadilla (la navideña, en concreto) que se acerca a pasos seguros, como de hombre gordo y alto, despierta en mí instintos pirómanos y sociópatas. Quizá sea porque a las Chicas de Oro les da por beber más de lo habitual y se ponen pesadísimas o porque me acuerdo de mi padre, mucho. No sé, pero se me revuelve el estómago sólo de pensar en la Nochebuena, el puñetero espíritu de la Navidad, el hilo musical con villancicos eléctricos y los estremecedores estrenos navideños.
Sin embargo, para mi sorpresa, en esta época del año tremebunda se estrenará un film en el que tengo puestas todas mis esperanzas de adolescente cabreado. Se trata de "Donde viven los monstruos". Film en el que un niño huye tras una movida familiar, cómo no, y se adentra en el misterioso bosque que ha creado en su imaginación.
Ojalá pudiera meter a Nosfe en mi mochila y largarme estas Navidades pero no puedo. Así que, al menos, podré encerrarme en algún cine y disfrutar de esta seta ectópica que ha crecido en la época de las setas de caramelo y merengue.
La historia original "Where The Wild Things Are" (muy popular al otro lado del espejo, en la zona norte) de Maurice Sendak ha sido adaptada por Dave Eggers y el propio Spike Jonze. Este último director de films tan interesantes como "Being John Malkovich" o "Adaptation", ambas con guión de mi admiradísimo (ojalá me adoptara o adaptara) Charlie Kaufman.
Además, el film cuenta con la actriz Catherine Keener, una de mis debilidades (Nosfe no se ha pronunciado al respecto), y con James Gandolfini (el genial Tony Soprano), que presta su voz a uno de los monstruos.
En fin, no puedo hacer nada para evitar que llegue la Navidad pero sí intentaré esconderme el mayor tiempo posible en mi propio bosque imaginario, fuera del alcance de los diabólicos villancicos eléctricos.