29 junio, 2008

Pasaje a la India (Tarde en la filmo)

La India, mis genes británicos y unos pies que no llegan al suelo

El domingo estaba un poco triste porque mi amigo, el guaperas, se ha largado a Inglaterra dos meses, con lo cual mi reducido círculo de amistades ya llega a un nivel de ridiculez preocupante. Me habría encantado largarme con él, dejar a las Chicas de oro y mi absurdo trabajo paranormal. Pero resulta que mi padre es inglés y yo tengo familia, claro, por esos lares lo que me deja sin coartada para apuntarme a uno de esos estupendos cursos de verano en el extranjero en los que no haces otra cosa aparte de ligar (según mi amigo el guaperas, claro). Por cierto, mi familia inglesa es realmente excéntrica. Sólo les he visto 4 ó 5 veces en toda mi vida porque, desde que mi padre se largó, digamos que las relaciones se han enfriado, pero es gente muy pero que muy peculiar (son un poco "Little Britain", vamos).

El caso es que mi madre da por hecho que yo llevo el idioma inglés en la sangre y no está dispuesta a mandarme de excursión un par de meses. Total, que estaba yo fastidiado, así como pocho, con este tema y decidí irme a la filmo a ver, precisamente, una peli inglesa que versaba, entre otras muchas cosas, sobre el carácter británico (del que se supone que yo habré heredado un tanto por ciento aún por determinar).

En la filmo nunca me siento solo, porque está lleno de gente solitaria. Eché un vistazo rápido y me dirigí a la fila 8. Quedaba un asiento libre al lado de una señora que rondaba los 100 años (eso siendo benévolo). Los pies diminutos le colgaban (no le llegaban al suelo, vamos) y a los 5 minutos de película ya estaba roncando como una campeona. No me atreví a darle un codazo por si la desmontaba. Además, el hecho de oírla roncar me garantizaba que seguía con vida, porque lo de tener un fiambre al lado me atraía aún menos (aunque sí es cierto que los cadáveres, al menos, suelen ser silenciosos).

Siempre es interesante revisar la filmografía de David Lean. Quizás mi favorita es “La hija de Ryan”. Sí, ya sé que “Lawrence de Arabia” o “Doctor Zhivago” son la leche, pero a mí me encanta “La hija de Ryan”. En cuanto a “Pasaje a la India” (1984), última peli de Lean, debo decir que disfruté durante los 163 minutos de metraje.

Sinopsis va sinopsis viene: Una joven inglesa, Adela Quested, viaja a la India para ver a su prometido, que es Juez de Paz en la ciudad de Chandrapore, acompañada por la madre de éste, la encantadora Sra. Moore. Ambas se sienten incómodas (pelín “embarrassed”, como diría mi amiga-jefa Maggie) con el comportamiento de los ingleses que viven en la India (se comportan como si fueran los más populares del instituto y no quisieran mezclarse con los que no molan. En este caso los indios, claro). Adela y su futura suegra desean conocer la India real, no la India del club de campo británico. Por esta razón, entablan amistad con un médico indio, Aziz, quien las llevará a visitar las cuevas de Marabar. Durante esta excursión se producirán los hechos que dan un giro inesperado a la trama y que no voy a desvelar porque yo no soy de esos que espachurran las pelis como blandiblue arrojado contra la pared.

Algunos critican la labor como guionista de Lean, pero a mí me parecen muy acertados algunos de los cambios que hizo respecto a la novela homónima de E.M. Forster. Por ejemplo, introducir el elemento sexual en el personaje de Adela Quested. Me parece interesante el despertar de la sexualidad, del instinto de una mujer británica cuya cultura de contención es todo lo contrario a lo carnal y a lo pasional. Lean introduce en ella una inquietud, una fascinación hacia lo desconocido (la pobre, se encuentra en la esfera del sexo imaginario como yo), hacia lo salvaje, por decirlo de algún modo (así se explica la secuencia en que ella se adentra en bici por un sendero en el que encuentra unas esculturas erótico-festivas y luego casi es atacada por unos monos. Todo muy simbólico, ¿no?) . La India despierta en ella el deseo y se convierte en un ser mucho más cercano de lo que cabría esperar en una señorita inglesa de su posición y así, se otorga más profundidad al personaje, y además, resulta más creíble lo que acontecerá durante la película.

El personaje de Adela me recuerda a la Lucy Honeychurch de “Una habitación con vistas” (también de E.M. Forster). Ese personaje se deja llevar por la pasión en Florencia mientras la represión británica (encarnada en la estupenda Maggie Smith) la persigue como el olor a ajo.

Para el personaje femenino protagonista, Adela Quested, se trata de un viaje iniciático en el que descubrirá el deseo y, de algún modo, perderá la inocencia. Se produce pues un cambio en ella a raíz de este viaje y ya no volverá a ser la misma. De hecho, es un viaje que dejará secuelas en todos los personajes principales ya que todos, en mayor o menor grado, sufrirán un cambio en sus vidas después de los acontecimientos que se producen durante la estancia de Adela en la India.


Quizás sea una estupidez mía pero creo que los personajes principales británicos tienen su equivalente en el abanico de personajes indios. Así pues, por ejemplo, Mrs Moore es el personaje místico, es la sabiduría, la sensatez, la intuición, la religiosidad y su equivalente indio es el profesor Godbole (interpretado por Alec Guinness) pues éste es el personaje que también encarna la sabiduría, la calma y la reflexión. Casi cada frase de este personaje es un aforismo. Son de agradecer los sutiles toques cómicos que se introducen en ciertas partes del diálogo pues descargan la contención de los personajes y nos acercan más a ellos. Debo añadir que, aparte de mi compañera de butaca (la bella durmiente de 100 años), al público de la filmo le encantó este personaje y su sutil humor lleno de profundidad.

Siguiendo con los personajes, creo que hay que destacar las presentaciones de los mismos y los encuentros, cómo se conocen entre ellos. Son encuentros llenos de significado y con los que se jugará a lo largo del film. Así pues, los elementos que se introducen o lo que se dice en los diálogos se utiliza a lo largo de la película y tiene una continuidad y utilidad. No sé si me explico, pero el caso es que en las buenas pelis, nada es porque sí, nada es baladí. Si aparece un elemento o se dice algo en un diálogo es porque luego se jugará con eso. Vamos que si se tira un pañuelo es para que alguien lo recoja, hay una intencionalidad, todo está pensado. Por ejemplo, el gemelo del cuello que el Dr. Aziz le presta a Richard Fielding en la secuencia en que se conocen servirá para mostrarnos cómo es el personaje (su disposición, su carácter solícito y atento), a la vez, que la proximidad y el modo de ser de R. Fielding (pues se viste delante de Aziz sin conocerle). Más adelante el mismo objeto servirá para mostrar cómo es la mentalidad británica pues el prometido de Adela, Ronny Heaslop, se fijará en que el Dr. Aziz no lleva el gemelo y lo criticará por ello.

Otro encuentro memorable es el de Mrs Moore y el Dr. Aziz. Una secuencia bella y, a la vez, llena de simbolismo y significado. Ambos se conocen en una mezquita, destacando el carácter religioso y místico de ambos, y desde allí contemplan el Ganges. Él comenta que alguna vez ha visto un cadáver flotando pero que es algo raro porque se los comen los cocodrilos. La secuencia termina con un plano del agua, algo se mueve, probablemente un cocodrilo devorando un cuerpo. Como ya se nos deja intuir, la Sra. Moore realizará su último viaje y su cuerpo irá a parar al agua (casi al final del film). ¿Es una intriga de predestinación? Y yo qué sé, ¡sólo soy un pobre adolescente!



Lo que me gusta de esta peli y, en general, de las buenas pelis es que están repletas de significado. El agua, por ejemplo, es un elemento que fluye durante todo el film, como un hilo conductor que aparece como purificación. Otro elemento que aparece de forma reiterada es la muerte. Está muy presente en el film al igual que está muy presente en la India. Nada más llegar a la India, Adela se sorprende al ver un cadáver en la calle. La cultura inglesa choca también con la india en el tratamiento de la muerte, el carácter británico es esconder, es callar, mientras que el carácter indio saca a la calle la muerte, grita y explota en colores y en olores.

Bueno, voy a dejar ya de divagar sobre esta peli. Creo que me estoy poniendo pesadito y eso es lo peor que puede ser un tipo feúcho como yo.

He visto varias de las adaptaciones de las obras de E.M. Forster en cine, la mayoría del bueno de Ivory, claro, y es un cine que me gusta (será por los genes británicos o porque llevo dentro a una pequeña Mrs Moore). “Maurice”, por ejemplo, siempre me ha parecido un film interesante y con una atmósfera muy particular.

Sin embargo, “Pasaje a la India” es mucho más que un retrato costumbrista, es una muestra de buen hacer. La música (de Maurice Jarre) es preciosa (aunque, en mi absurda opinión, tiene poca presencia), la fotografía es excelente, el guión es bueno, al igual que la interpretación, pero lo importante es que todo se une para conseguir una obra redonda, bella y sólida. Sin disonancias, ni estridencias.

Cuando se acabaron los créditos decidí despertar a la bella durmiente. La verdad es que, por suerte, a los 10 minutos había dejado de oír sus ronquidos porque yo ya me encontraba muy lejos de la filmo, en un lugar llamado Chandrapore con Adela y Mrs Moore, así que no la desperté para fastidiarla. No sé, me pareció lo correcto. Pensé que igual había quedado para tomar el té con sus amigas y no era plan de dejarla durmiendo. Se despertó fresca como una rosa y me dijo: “Una buena película, hijo” y yo asentí, porque pensé que con eso ya estaba todo dicho. Entonces la ayudé a ponerse en pie y salimos juntos de la sala, contentos con lo que habíamos visto.

Pasaje a la India (1984)
Dirección: David Lean
Guión: David Lean

26 junio, 2008

Panchitos y galletitas (VII)

Esto de ser un currante, aunque sea en el lado paranormal, me ha hecho madurar tanto que casi me creo que ya no soy virgen. La autosugestión es un invento estupendo. Ah, hablando de inventos, se me ha ocurrido cambiar un pelín el juego de las pistas.

A VER QUIÉN ADIVINA QUÉ ACTOR O ACTRIZ SE ESCONDE TRAS LAS PISTAS. Sí, a ver quién es tan perspicaz como Agatha Christie (en la foto, claro). Entrañable, ¿no? Bueno, entre entrañable y escalofriante. Tiene un aire a Maggie...

La oferta del masaje en los pies se tambalea porque Nosfe se está deshaciendo (literalmente). Se ve que le hicieron el disecado de oferta. De todos modos, habrá galletitas recién horneadas para el ganador.

  1. Por la mañana maquillaba a una rubia (una de verdad, nada de tintes, ¡eh!) y por la tarde tomaba clases de defensa personal. En aquella peli, tenía de pareja a un actor en paro.
  2. En otra peli, escribía un libro que resultaba ser un gran éxito y el único que no la felicitaba era su mejor amigo. ¡Después de todo lo que ella había hecho por él! ¡Lo que hay que aguantar!
  3. Para completar la pista 1: el actor en paro era Matthew Modine (para mí siempre será Birdy).
  4. Trabajó con John Cusack en una estupenda peli con guión de Charlie Kaufman.
  5. La he visto de hippie, pelín trasnochada, en la última peli de Sean Penn.

¡Enhorabuena, TIFF! Te llevas el premio Agatha Christie, del que te hará entrega Nosfe, y las galletitas recién horneadas.


La actriz que se escondía acurrucada detrás de las pistas era la guapísima CATHERINE KEENER (es mi tipo de mujer... ¡Me tiene loco!).












THE DEAD GIRL






Un cadáver, Maggie y yo





El domingo me fui con Maggie al cine. Sí, con mi jefa inglesa. No creo que sea buena idea lo de mezclar ocio y trabajo pero, como me conoce desde que nací y nos llevamos 47 años, no sentí ningún temor a que me metiera mano durante la peli. Aunque, por mi parte, la idea de ligar con una Mrs Robinson siempre ronda por mi mente calenturienta (¡Son las puñeteras hormonas, no soy yo!). No sé, el caso es que nos fuimos juntos al cine porque nos apetecía. Nos hemos hecho muy amiguetes. Yo le enseño español (misión imposible, la verdad, porque creo que tiene un problema genético) y ella me abre la puerta de lo desconocido (the cellar door, no sé si os suena).

Maggie es una mujer de esas que irradian felicidad (en parte gracias a los “cigarrillos” que se fuma en la trastienda). Se parte el pecho por cualquier parida con una de esas risas sinceras y rotas que se contagian como un virus letal, pero os aseguro que con esta peli no se rió. Ni pizca, vamos. Admitámoslo, “The Dead Girl” no es precisamente la alegría de la huerta.

Esta peli contiene 5 historias en torno a un cadáver. Son 5 cortos totalmente independientes, con presentación-nudo-desenlace (todo muy aristotélico, como tiene que ser, pero en versión abreviada). El eje o punto de unión de las 5 historias es bastante siniestro y, claro, así es igualmente el resultado. Se trata de realismo sucio, sucísimo.

Lo más destacable son las interpretaciones desde la estupenda Toni Collette (nunca olvidaré “La boda de Muriel”) hasta una inusual Brittany Murphy acompañada de Josh Brolin, que me lo encuentro hasta en la sopa (para mí siempre será el hermano mayor de “Los Goonies”, por muchos papelones como el de “No es país para viejos” o el de “American gangster”). Sin embargo, el hecho de que las 5 historias estén absolutamente desvinculadas, que no haya una interrelación más plasmable entre ellas hace que el resultado quede desangelado.

Por otro lado, el ritmo es un poco monótono y la tensión dramática llega a un tope pues, obviamente, sabemos qué ha pasado. Así mismo, el formato de historias independientes con un punto en común tiene su gracia y puede funcionar muy bien (por ejemplo, se me ocurre “Noche en la tierra” de Jim Jarmusch) pero en este film hay algunos personajes con una psicología demasiado compleja como para plasmarla en tan poco espacio de tiempo. Además, el hecho de ver tan poco de los personajes nos hace implicarnos menos e interesarnos menos por la historia pues no se llega a profundizar en las motivaciones de los personajes, en sus antecedentes, en lo que les mueve. Todo queda en una lectura desde lejos de unas situaciones traumáticas, duras, podridas, por decirlo de algún modo.

Pelín más a fondo historia por historia:
“La extraña”
En mi absurda opinión, esta primera historia y la de la mujer del asesino son las 2 más interesantes porque se alejan del estereotipo, de lo ya visto, y porque son personajes inusuales, más complejos y, a su vez, menos comprensibles (en parte, por la limitación del formato escogido). Toni Collette, en el papel de una mujer pelín desequilibrada, encuentra el cadáver de la chica cerca de su casa y el impacto mediático causado por este hallazgo le hace conocer a un chico. Esto le sirve de detonante para romper la relación enfermiza y dependiente que tiene con su madre, encarnada por la inquietante Piper Laurie (pobre mujer, encasillada en el papel de "mamá loca de atar" desde "Carrie" ¡Jo, qué miedo daba aquella Margaret White que mandaba a su hija a rezar al armario!).

“La hermana”
Ésta es la historia de una estudiante de anatomía forense (profesión alegre donde las haya, muy acorde con la atmósfera “pásame-una-gillette-para-cortarme-las-venas” de toda la peli), cuya hermana lleva desaparecida más de 10 años. Esta chica ya no puede aguantar más la presión familiar de estar cada día esperando encontrar a la hermana, pues todos han dejado aparcadas sus vidas para centrarse en la búsqueda. Al analizar el cadáver de la chica (encontrada en la historia anterior) cree haber hallado el cuerpo de su hermana. Esto la alivia (con conflicto interior incluido, claro) y le da esperanzas de poder retomar su vida.
Para este adolescente que adolece, ésta es quizás la historia más floja, pelín sobremesa de sábado.

“La esposa”
Ésta me parece una historia estupenda, bien interpretada y con un buen ritmo. Creo que es la más interesante.
La esposa del asesino descubre ropa de las chicas asesinadas y obviamente tiene un conflicto interior sobre qué debe hacer. Yo no voy a desvelar qué dirección toman las cosas porque no soy de esa clase de tíos.
El propio lugar en el que se desarrolla la historia es una metáfora puesto que el asesino y su mujer se dedican a alquilar trasteros y en uno de ellos se encuentran las prendas de las chicas asesinadas. No deja de ser representativo que precisamente se sitúe la historia en un trastero, en un lugar donde se deja lo que ya no sirve, lo que la sociedad ya no quiere, lo que molesta. En un lugar en el que se puede esconder lo que uno quiere ocultar, esconder el lado sucio que no se debe mostrar a la sociedad.
Todas estas historias, de algún modo, están protagonizadas por los despojos de la sociedad estadounidense, son American Trash. El sueño americano hecho trizas. Son personajes que simbolizan lo que deja en el trastero la sociedad. (¿Se me ha ido la olla? Cuando me pongo pesadico...)
Un relato negro, negrísimo, al que le falta un pelín más de metraje para tener mayor profundidad.

“La madre”
La madre de la chica muerta, interpretada por Marcia Gay Harden, busca respuestas acerca de la vida de su hija. Va a ver el apartamento donde vivía ésta y entabla una relación, muy poco creíble, con la ex compañera de piso-“amiga” de su hija.

“La chica muerta”
Es la historia con más ritmo y quizás también la menos interesante puesto que ya sabemos cómo se va a desarrollar la trama. La interpretación de Brittany Murphy es bastante destacable y más teniendo en cuenta los bodrios que nos suele regalar. Como en el resto de historias, la corta duración hace que se profundice poco en la psicología del personaje. En resumen: Ella quiere ir a felicitar a su hija por su cumpleaños y el asesino se ofrecerá a llevarla.

El párrafo conclusión:
Son cinco historias carverianas de personajes que van a la deriva. Tiene cierta gracia ver cómo incide un hecho en 5 personajes distintos pero la corta duración de cada historia nos roba profundidad a la vez que la posibilidad de empatizar y vincularnos en mayor grado. No sé, creo que no es el mejor formato para este tipo de historias en que la psicología de los personajes tiene un peso tan relevante porque en ocasiones se cae en lo anecdótico, en el estereotipo, en un guiño sin dejar en el espectador la marca que debería. Así mismo, a veces la cinta resulta monótona puesto que es difícil mantener la tensión dramática y el interés en unas tramas que se sustentan en los conflictos internos de unos personajes de los que apenas sabemos nada.

En fin, Maggie y yo salimos bastante mohínos, la verdad. Pero solo eso, mohínos. Creo que es un film que no llega a conmover, porque uno se queda pelín al margen, sin empatizar. La inglesa me dijo que la próxima peli la escogía ella y luego se fue al baño (creo que a fumarse uno de sus “cigarrillos”) y volvió sonriente como si ya se hubiera olvidado de esas cinco historias oscuras, desgarradas que acabábamos de ver.

The Dead Girl (2006)
Dirección: Karen Moncrieff
Guión: Karen Moncrieff, también llamada “la alegría de la huerta”

23 junio, 2008

DONNIE DARKO (Sesión de cine en el pequeño mundo de mi amiga agorafóbica)





De otros mundos, conejos y hámsters






El sábado fue mi primer día de curro en plan serio. Sí, el primero de mi vida. La cosa no fue mal del todo. Bueno, sólo hubo un momento en que “me paniqué”. Fue cuando una mujer con un moño, que parecía una ensaimada mallorquina, me preguntó por “Las runas” (ni puñetera idea de qué diablos me estaba hablando, claro). Maggie, la dueña de la tienda y unas de Las chicas de oro, se estaba fumando “un cigarrillo” en la trastienda y me había dado instrucciones muy precisas de no molestarla. Así que puse cara de tipo serio y le dije a la señora de la ensaimada en la cabeza que se nos habían acabado todas las runas, que estábamos “arrunados” (sí, a veces suelto chistes realmente penosos. Sobre todo, cuando no sé qué decir. Así me va con las chicas, claro). Total que no sé muy bien si lo que le molestó fue el chiste lamentable o que la llamara de usted (me he dado cuenta de que esto no les mola nada a las mujeres). El caso es que me pidió una hoja de reclamaciones. El primer día de curro pintaba glorioso. Por suerte, Maggie apareció justo a tiempo, sonriente y feliz como salida de un cuento de hadas psicotrópico. La hoja de reclamaciones acabó en la papelera y Maggie invitó a la señora de la ensaimada a una sesión en la trastienda aquella misma noche. Aún no sé muy bien de qué van esas sesiones pero me temo que es algo de espiritismo. El marido de Maggie se ahorcó allí, en la trastienda. ¡Pobre hombre, seguro que ni en el Más Allá le dejan en paz! Por cierto, no sé si os lo he contado, pero la mayoría de los maridos de Las chicas de oro o están muertos o han desaparecido (como mi padre).

A mi amiga agorafóbica le encanta que le suelte estos rollos sobre mi vida “en el mundo exterior”. Incluso las cosas más chorras le parecen interesantes. Hacía casi 2 meses que no iba a verla. No sé, a veces no me apetece. Es que me da pena verla ahí dentro, encerrada en su lujosa casa. Me recuerda a un hámster en su jaula. Sólo que mi amiga tiene una sala de proyección espectacular en su casa. ¡Jo, es la mejor sala de cine que conozco con diferencia! (Lo único malo es el olor a lejía, pero al cabo de un rato ya ni lo notas).

Dejé que el sábado ella escogiera la peli y, después de relatarle todo sobre mi primer día de curro, le dije:

-Bueno, ahora cuéntame tú algo.

Entonces ella se levantó y me trajo la carátula de la peli que íbamos a ver: “Donnie Darko”.

-Hablaremos después de la peli, me dijo.

Ella es muy así, pelín críptica. No sé, de pocas palabras.

¡Y ya lo creo que hablamos después de la peli! A los dos nos encantó. Claro que, siendo el prota un adolescente problemático, ya tenía muchos puntos.

Sinopsis va sinopsis viene: Donnald, o Donnie para los amiguetes, es un chaval que escapa a la muerte de forma milagroso (un motor de avión salido de quién sabe dónde destroza su dormitorio). A partir de ese momento, Donnie (que ya era un joven con cierto desequilibrio emocional, pues sabemos que se está medicando y que va a terapia) comienza a tener alucinaciones y a descubrir una especie de realidad paralela (por llamarlo de algún modo) que él interpreta vinculada a los viajes en el tiempo.

Como en todas las películas en que vemos a través de los ojos de un personaje que tiene problemas mentales se abre inmediatamente un amplio abanico de interpretaciones, ya que es cierto que todo es explicable desde el prisma de la propia esquizofrenia pero hay más interpretaciones posibles. Frank (el tipo con la máscara de conejo) aparece como una clara alucinación visual y auditiva que le dice al prota lo que tiene que hacer. Vamos, un caso de esquizofrenia de manual de psiquiatría. Así pues, uno puede pensar que todo es fruto de una mente enferma o aventurarse con interpretaciones más alentadoras y fantásticas. Sin embargo, lo mejor de la película es dejarse llevar, más que sacar conclusiones, fantasear y viajar un rato por una atmósfera inquietante y sorprendente.


Por cierto, como he dicho, el prota va a UNA psiquiatra (que resulta que es la hija de la Sra. Robinson. Sí, la de “El graduado”, la guapísima Katharine Ross. Es una curiosidad que me ha venido a la cabeza. No sé por qué tengo este estúpido don para reconocer a la gente). Ojalá yo también tuviera a una psiquiatra ¡y no a ese maldito gordo!

Bueno, el caso es que el "personaje oráculo" que le cuenta a Donnie lo que debe hacer y lo que va a ocurrir es un conejo gigante (quizás un homenaje a aquella estupenda película protagonizada por James Stewart titulada “Harvey”) que va vertebrando la trama y que cada vez tiene más peso en la vida de Donnie. Toda esta trama paranoica se va alternando con una realidad aberrante de culto al cuerpo, de superficialidad y de telepredicadores a la que el protagonista hace frente, mientras el resto de personajes (en mayor o menor grado) parecen dejarse arrastrar por la espiral de frivolidad. Eso, claro, nos hace empatizar con el prota, pero quizás diluye la trama principal.

De algún modo, es una película que sugiere, que hipnotiza, que crea una atmósfera en la que el espectador fantasea y huye en cierto modo. Sin embargo, no se trata de un guión redondo ni de coña. En mi absurda opinión, es una peli muy irregular y creo que no tiene una definición clara de hacia dónde quiere ir. Pero es una película interesante en su conjunto por ser sorprendente y poco común, por su atmósfera, por su extraña mezcla de elementos. Así mismo, tiene unos diálogos estupendos que no son los típicos diálogos llenos de lugares comunes que hacen empeorar mi acné, sino diálogos que suenan a algo diferente.

En fin, que mi amiga agorafóbica y yo huimos de nuestros respectivos mundos interiores y asfixiantes durante un rato y eso, la verdad, es de agradecer porque todos somos un poco hámsters, ¿no?

Título: Donnie Darko (2001)
Director: Richard Kelly
Guión: El alter ego del bueno de Kelly

18 junio, 2008

Panchitos y galletitas (VI)



¡He tenido una semana lamentable! Así que voy a lanzar unas pistas contra la pared, con fuerza. No sé, para desahogarme...


Ah, Nosfe dice que le hará un masaje en los pies a quien acierte el título de la peli. ¡Eso no me lo pierdo!

¡CUIDADÍN! LANZAMIENTO DE PISTAS A DISCRECIÓN:

  1. Vaya, parece que en esta oficina hay que pelear incluso por un trozo de mesa. Si te descuidas, ¡zas, te la quita el del despacho de al lado!
  2. Mamá, te noto algo raro. ¿Por qué tienes las cejas en la coronilla?
  3. Sr. Tuttle, hay que ver cómo me recuerda usted a alguien... Pero no caigo a quién. Tendré que consultar con el Ministerio de Información.
  4. ¡Menudo lío por una mosca!
  5. Sr. Buttle o Sr. Tuttle ¡O cómo diablos se llame! Ya sé a quién me recuerda usted, a ese actor americano... Sí, hombre, el de Malas calles. Ay, que no me sale el nombre. ¡Cómo tengo la cabeza!
  6. Esta peli es de 1985 y curiosamente está inspirada en "1984" de George Orwell.
  7. ¡Ya sé a quién me recuerda, Sr. Tuttle! Me recuerda a Robert De Niro.

¡ENHORABUENA, TIFF! La peli oculta tras las pistas chorras era "BRAZIL" del desbordante Terry Gilliam.

13 junio, 2008

EL INCIDENTE





Uy, tenemos un “problemita”


A mi madre se le metió en la cabeza el fin de semana pasado (el del retiro espiritual) que yo tenía que currar este verano, cuando terminaran las clases. Ella dice que es lo mejor para que yo madure. Es genial, el puñetero retiro espiritual de Las chichas de oro va y da como resultado fastidiarme a mí el verano. ¡Odio el yoga y la meditación! Esto ya es así, no hay vuelta atrás. Siempre voy a sentir un odio muy pero que muy personal hacia el yoga, el incienso y la puñetera flor de loto.

El caso es que a las amigas de mi madre les faltó tiempo para ofrecerme trabajitos de verano. Al final, la cosa estaba entre: aprendiz de “pedicurista” en el Salón de belleza, “Flor de otoño, para chicas de la tercera edad” (esto pone en el cartel, lo juro), o dependiente en la tienda esotérica de la amiga inglesa de mi madre. He optado por la tienda esotérica, porque lo de limar juanetes de septuagenarias todo el verano me parecía que iba a ser demasiado para mi acné (a veces cuando veo un pie muy feo me sale un grano. Soy muy sensible a los juanetes y callos).

Total que esta mañana he ido a la tienda esotérica, llamada “Enigma” (qué alarde de ingenio), para que la amiga de mi madre me contara lo que tendría que hacer cuando termine las clases. Algo así como una toma de contacto, vamos. Ha sido una de las experiencias más esperpénticas de mi vida. He salido con la cabeza como un bombo (llena de palabrejas como radiestesia o quiromancia y no sé cuántos tipos de cartas del tarot). Maggie, la amiga inglesa de mi madre, me decía al ver mi cara de pasmo: “No te paniques” (lleva 30 años aquí pero en vez de aprender español ha decidido crear su propio idioma).

En fin, al salir de esa pesadilla paranormal y para relajar mi neurona peleona de tanto esoterismo he decidido ir al único sitio donde me siento a gusto: la fila 8 de un cine.

Después de un rato mirando con cara de crítico de cine la cartelera (ya sabéis, con la mano en la barbilla y expresión de tipo serio y sesudo), me he decidido por “El incidente” (la verdad me parece una traducción bastante poco afortunada porque me suena a “El problemita” y la cosa es pelín más seria).

Sinopsis va sinopsis viene: “Un virus” sin identificar (luego se sabe que es una toxina) ataca a varias personas en grandes núcleos urbanos de la costa este de EEUU. Las personas infectadas se desorientan, hablan de forma incoherente y finalmente se suicidan (la idea es estupenda). Todo empieza en parques de grandes ciudades y luego se va extendiendo a lugares más apartados, llegando hasta las poblaciones más pequeñas.

El arranque de la peli es brutal, muy, muy potente. El problema es que si arrancas tan fuerte luego tienes que mantener el ritmo para que no haya un bajón y aquí el bueno de Shyamalan no logra mantener la tensión dramática. Recuerdo otro arranque brutal en una estupenda peli que vi el año pasado llamada “28 semanas después”, dirigida y escrita por J.C. Fresnadillo. El arranque me dejó pegado a la butaca, sin aliento, pero lo bueno es que luego el guión estaba muy bien armado y se planteaba otro conflicto muy muy potente que mantenía la tensión. Bueno, no me enrollo más. En “El incidente” la cosa empieza con tanta fuerza que en seguida pierde fuelle, el guión es muy plano, demasiado lineal y desnudo. Además, después de plantearnos en el arranque la premisa de la peli (“algo” hace que la gente se suicide), ¿cómo diablos nos vamos a interesar por el problemita (y esto sí es un problemita) conyugal de una pareja de Filadelfia? Por favor, ¿qué me estás contando, Shyamalan? (Esto es lo que yo pensé durante la peli, porque yo soy muy de monólogo interior tontorrón).

Por cierto, no puedo evitar hacer un paréntesis y detenerme en cuán mala ha sido la elección de la pareja protagonista. Ella (guapísima, eso sí) parece una actriz de cine mudo (sobreactúa más que mi madre cuando rodó aquellas pelis bochornosas) y pone unos caretos nada pero nada creíbles. No sé, a mi me daba la risa cuando la veía. Y él es un actor tan plano e inexpresivo que uno no puede pretender que aguante una película ya de por sí cogida pelín con pinzas. Este film es como un castillo de naipes que en la primera secuencia te deja alucinado pero que en seguida empieza a desmoronarse. Shyamalan se ha lanzado a hacer un film de ciencia ficción al estilo años 50 sin efectos especiales pero no lo ha armado con un guión lo suficientemente sólido y los naipes no aguantan en lo alto del castillo y el interés se va diluyendo.

Por otro lado, hay algo que a mí siempre me pone frenético y me hace perder la confianza en la humanidad. Se trata de las reacciones absurdas de los personajes o de las no reacciones en este caso. Resulta que todos ya sospechan que la toxina se transporta por el aire. Bien, pues en ningún momento nadie hace amago de taparse la boca y la nariz. Digo yo que, aunque quizás no sirva de nada, es la reacción lógica, ¿no? Pues parece que no. Esto me pone de los nervios. En mi absurda opinión, sólo aparecen 2 personajes creíbles en toda la cinta y se trata de dos abuelas que salen en un plano mientras miran la tele y hacen punto de cruz con unas máscaras antigás. ¡Bien, señoras, ustedes sí que piensan! ¡Por Dios, el resto de los personajes están en Los mundos de Yuppi!

Debo decir que a mí este tipo, Shyamalan, me cae bien. Ya ha hecho 8 pelis a sus 37 años y también fue niño prodigio como yo. ¡A mi edad Shyamalan ya había rodado casi 50 cortos! Eso (lo de ex niño prodigio) me hace sentir un cariño especial hacia este director. No sé, no lo puedo explicar. De hecho, algunas de sus películas me parecen muy pero que muy interesantes pero ésta, la verdad, no.

Sin embargo, tengo que admitir que tiene algunas secuencias brillantes como por ejemplo: la de arranque en el parque; la secuencia en que los obreros se van tirando del andamio; o la secuencia en que un policía se dispara en la cabeza con su pistola y esa misma pistola va siendo utilizada por varias personas. Luego hay muchas secuencias muy evocadoras e inquietantes como la de los cortacésped encendidos y abandonados. Todas ellas son secuencias de una potencia visual brutal y es que este tipo tiene talento como director y esto creo que es indudable pero el problemita que tiene (y es bastante grave) es el guión (y en esto no sólo me refiero a la estructura, cómo mantener la tensión, sino también a los diálogos, pelín infumables en muchos casos). Por ello, debido al problema del guión, las secuencias en la casa de la vieja loca que vive aislada del mundo y que son muy inquietantes, desde el primer momento en que la niña se columpia en el arce, no tienen la fuerza que deberían porque el interés, la tensión dramática ya está perdida en ese punto del metraje.



Por otro lado, lo bueno del planteamiento es que no sabemos qué es lo que ocurre y nos adentramos, al igual que los protagonistas, en una huída desesperada (me gusta que el espectador esté tan perdido como los personajes). En esta huída de la urbe acabamos en el lugar más deshabitado. Siempre de la mano de las reflexiones en voz alta del prota (profe de ciencias) que llega a las mismas conclusiones que los expertos que salen en las noticias (qué listos todos). Por cierto, qué poco me gusta eso de que la gente piense en voz alta, además aquí queda forzado a más no poder.

Resumiendo: Una idea estupenda, un arranque brutal y algunas secuencias realmente geniales, PERO un guión flojo que no consigue mantener la tensión dramática y una interpretación pobre y muy poco creíble.

No voy a contar nada más de la trama ni de su desenlace porque no soy de ese tipo de personas que te espachurran una película, como si se tratara de blandiblue lanzado contra la pared o algo así. Yo ya me callo. Además, ahora tengo que pensar en cómo librarme de mi terrorífico curro de verano porque esto sí que es un problemita que debo solucionar si no quiero acabar desquiciado. ¿Cómo diablos se supone que voy a ligar en esa tienda? Lo más humillante es que tengo que llevar una bata de color naranja en la que pone “Estoy aquí para servirte” y por detrás: “Sígueme”. Por Dios, si alguien del insti me ve de esa guisa, ¡estoy muerto! ¡Mi vida es un chiste!

“El incidente” (2008)
Dirección: M. Night Shyamalan
Guión: El del piso de arriba.

Panchitos y galletitas (V)

A ver quién sabe de qué peli se trata. (Ah, es la favorita de Nosfe)

¡ENHORABUENA, MEDUSA! Sí, se trata de "La parada de los monstruos" (Freaks) del interesantísimo Tod Browning.
Acabo de sacar las galletitas del horno. Uy, no sé qué hacía Nosfe ahí dentro... Bueno, sólo está pelín chamuscado.

09 junio, 2008

Panchitos y galletitas (IV)

¡CUIDADÍN, LANZAMIENTO DE PISTAS!

  1. Una alumna nueva llega a clase. Parece pelín repelentilla, la verdad. ¡Incluso se atreve a corregir a la profe de francés!
  2. Querida Pauline, ¿qué te parece si nos montamos nuestro propio mundo? ¡La realidad es tan gris!
  3. Una historia llena de fantasía basada en hechos reales.
  4. En nuestro mundo imaginario seremos Gina y Deborah. Dejemos lo de Pauline y Juliet para el mundo real, ése tan tristón.
  5. Querida Pauline, tu madre se está convirtiendo en un verdadero fastidio. Hay que quitarla de en medio.

¡Enhorabuena, EDEL! Ahora mismo abro la bolsa de panchitos y quito todos los revenidos y pochos que hay por aquí. Por cierto, EDEL, no te sientes muy cerca de Nosfe.

La película oculta tras las pistas penosillas era: "Criaturas celestiales" (1994) de Peter Jackson. Una peli que a Nosfe y a mí nos encanta. A él porque la imaginación es lo único que le queda, al pobre, y a mí porque son un par de jovencillas muy pero que muy raritas.

03 junio, 2008

Antes que el diablo sepa que has muerto



Escapando del yoga, me doy contra un bordillo

Este fin de semana ha sido uno de los más largos de mi vida. Mi madre ha organizado un retiro espiritual en casa. ¿La imagen de 8 sexagenarias haciendo “ommm” en el comedor en posición “flor de loto” envueltas por una espesa nubecilla de incienso es bastante gráfica? Para completar el cuadro, el retiro místico éste ha ido acompañado de una dieta de desintoxicación a base de apio y algas, que yo he tenido que seguir sin rechistar para evitar oír las teorías o delirios de las Chicas de oro sobre nutrición y ACNÉ (aprovechan cualquier oportunidad para sacar este doloroso tema).

Total que el sábado por la noche, ante la amenaza fantasma de tener que hacer 8 masajes tibetanos, huí despavorido sin rumbo fijo. No tenía plan, como es habitual, así que pensé en ir al lugar donde mejor me siento y que, además, era una alternativa genial para escapar de tanto misticismo y parche de estrógenos. Pues bien, sintiéndome un pelín piltrafilla debido a la falta de proteínas y, sobre todo, a la falta de plan para un sábado por la noche, fui a ver “Antes que el diablo sepa que has muerto”.
El estómago me rugía como un gato obeso en celo (sí, he dicho rugir y no maullar porque los gatos obesos rugen ¡Ya vale con el rollo de que los adolescentes tenemos un léxico penoso!) cuando las luces de la sala se apagaron. Sin embargo, a los pocos minutos ya me había olvidado de mi hambre atroz.

Sinopsis:
Dos hermanos, pelín cortos de pasta, planean el atraco perfecto. Como no podría ser de otra forma, todo lo que podía salir mal, sale mal. Pero siempre se puede ir a peor y en esta historia, desde luego, todo va a peor.

Personajes desgraciados, atormentados, en busca de una salida desesperada que acaba convirtiéndose en la perdición más absoluta. Este tipo de películas son para mí las más interesantes porque a mí no me dicen demasiado los triunfadores y la gente a la que todo le sale bien. Eso me suena a mentira, a ciencia ficción y ésta peli, desde luego, es tan real y contundente que incluso te duele.

La historia no se nos cuenta de forma lineal sino que vamos recibiendo la información fragmentada y desde diversos puntos de vista. A través de flashbacks vamos conociendo a los personajes y sus vidas. A mí la verdad es que este tipo de guiones me impresionan bastante porque los veo como una filigrana (yo soy muy impresionable, todo hay que decirlo). Sin embargo, me pregunto si la historia realmente necesita una estructura así. ¿No hubiera funcionado igual de un modo lineal? ¿No habría tenido más carga dramática? No sé, yo sólo soy un adolescente, pero me da la impresión que a veces las motivaciones de los personajes y la empatía se diluyen un poco debido a que no tenemos suficiente información para comprender al personaje y por ello implicarnos más. De todos modos, la historia va ganando tensión dramática y se va construyendo con fuerza sin darnos un respiro puesto que se convierte en una tragedia shakesperiana, de esas en que uno no necesita enemigos mientras tenga familia. ¡Ay, la familia! ¡Ay, los celos! Los temas fundamentales de los grandes clásicos de la literatura aparecen con total dureza, sin adulterar.


Ésta es una de esas pelis sólidas y contundentes como un bordillo, sin fisuras. El guión es estupendo, aunque, como he dicho, su propia complejidad hace que la construcción de los personajes sea más lenta que en una historia lineal y por ello, quizás, su psicología es menos comprensible y uno empieza a llenar las lagunas de información que necesita. Quizás la motivación de Andy (el hermano mayor) queda pelín floja hasta bastante avanzada la cinta. Para poner alguna pega, el personaje de Marisa Tomei me parece poco conseguido. Decorativo y aparente, sin fondo. Pero, como he dicho, es sólo por poner alguna pega.

No quiero revelar nada sobre cómo evoluciona la trama porque creo que uno tiene que dejarse llevar y meterse en la espiral hacia la perdición en la que caen los personajes.


Resumiendo: Un guión estupendo y una interpretación brillante. Una gran película. Hay que verla, he dicho.

Por cierto, sólo cuando ya llevaba un buen rato andando de vuelta a casa me di cuenta de que mi estómago aullaba como un hombre lobo. Sí, yo seguía metido en la peli hasta aquel momento y, aunque iba caminando por la calle, en mi cabeza seguían moviéndose esos personajes que se hunden en el lodo. Me tomé un kebab para sedar al pequeño hombre lobo y seguí mi camino hacia casa sin pensar ni por un milisegundo en la estampa psicotrópica con las Chicas de oro que me esperaba, sólo recordando flashes de esa estupenda y feroz historia que acababa de ver.

“Antes que el diablo sepa que has muerto” (2007)
Dirección: Sydney Lumet
Guión: Kelly Masterson
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