13 diciembre, 2010

Panchitos y galletitas (LXV)

Nosfe (EPD) ha llamado a otra de sus amigas de la terapia de grupo para entes disecados - a la par que inquietos - y tengo el placer de presentaros a una nueva Sra. Porkupine (sí, como veis, se trata de una tipología de personaje, una especie de Doris Day trasnochada).
Queridos precogs: habrá galletitas, recién chamuscadas, y elección de peli a añadir en el collage de NOSFE (EP corte y pegue) para el que acierte la película que esconde la Porkupine bajo su tocado.

 

LANZAMIENTO DE PISTAS A DISCRECIÓN:

1- Estos menús de la casa me tienen frita.
2- ¡¡Y este puñetero teléfono nunca funciona!!
3- A veces oigo a alguien cantar en el piso de abajo. Es escalofriante.
4- Dato croqueto: En el rodaje de este film había mucha tensión en el ambiente.
5- ¿Qué hará aquí este tipo gordo?
6- ¿Por qué no aparece esa señora tan agradable? ¿Dónde se habrá metido?
7- A veces intento socializarme y entablar relación con mi vecina, pero no me resulta nada fácil.
8- Lo que más me fastidia de los menús de la casa es el ingrediente sorpresa.

¡ENHORABUENA, PRECOG SR. SNORELL!
Sí, sí, la peli que la Porkupine escondía bajo el tocado era la brutal "¿Qué fue de Baby Jane?" (1962) dirigida por Robert Aldrich y protagonizada por las grandiosas, y no precisamente amigas, Bette Davis y Joan Crawford.
En mi absurda opinión, un film aplastante, aterrador e imprescindible que ahonda con saña en el carácter siniestro de lo familiar.
Precog Sr. Snorell: Nosfe y yo le recordamos que esta noche habrá galletitas recién chamuscadas en su honor en el sofá azul y, por favor, no se olvide de decirnos la peli que quiere que Nosfe (EP corte y pegue) añada a nuestro absurdo collage.

17 noviembre, 2010

TWO LOVERS

Mujeres de otros mundos, azoteas y un maldito oso


A veces le cuento a mi psiquiatra gordo que sé – sí, tengo la absoluta certeza- que me persigue un oso. No me persigue siempre, sólo en los días en que estoy más siniestro (quizás cuando soy más yo). Lo del oso no me lo invento, no es como cuando me cachondeaba y le soltaba que me perseguía un michelín gigante (ya casi nunca le cuento trolas, ¿habré madurado?). En fin, el caso es que lo del oso es verdad. Un oso me persigue.

Durante este año le he visto muy a menudo. Al acecho, con las orejas erguidas y la mirada turbia. Sólo ha desaparecido con Ant. Ella es mi antídoto contra el oso. Por si no lo recordáis (cosa lógica, porque a ver quién iba a recordar mi patética vida), hace un año conocí en París a una chica llamada Ant de la que me enamoré (de una forma muy pero que muy lamentable) y en todo este año no he sabido nada de ella hasta un par de semanas antes del mes de agosto, cuando recibí un mail suyo anunciándome que venía a Madrid y que, si yo quería, se venía a mi casa. Claro está, le mentí cuando le dije que compartía piso con un amigo ¡pero no podía decirle que vivía con mi madre! El caso es que le dije que sí, claro, que viniera a “mi casa”. Las dos semanas previas a la llegada de Ant fueron una especie de vodevil en el que tuve que convencer a Maggie para que me prestase su piso (e intentar tunearlo para que Ant no me tomara por un psicópata esotérico) y, a la vez, mantener a mi madre engañada. En fin, una comedia de enredo en toda regla. Al final, Ant aterrizó en Madrid. Igualita que en mis sueños, con su pelo corto a lo garçon y su camiseta ceñida. Entonces, el oso desapareció y no ha vuelto hasta ahora.

No sé por qué siempre me enamoro de chicas tan... "peculiares", de chicas que se desvanecen. Primero mi amiga agorafóbica con la que compartí un beso con guantes de látex y luego ya nunca más me dejó acercarme a su pequeño mundo y después Ant, la efímera, con ese corte de pelo a lo Jean Seberg, una chica con la que he pasado los días más increíbles de mi vida (en dos veranos consecutivos) y que luego se ha esfumado dejándome solo con el maldito oso.

Quizá me parezco bastante al protagonista de Two Lovers, un tipo que huye de lo real como de la peste y, por eso, me enamoro de mujeres que sólo pasan por la realidad de puntillas.


Sinopsis va sinopsis viene:

Leonard (Joaquin Phoenix) es un joven con problemitas emocionales que intenta salir a flote bajo la atenta mirada de sus padres. De repente, -¡jo qué suerte!- dos mujeres entran en su vida. Por un lado, la encantadora Sandra (representando lo familiar), hija del nuevo socio de su padre, y por otro Michelle (la irrealidad), una misteriosa vecina que parece estar fuera de lugar.

A ver, a ver, ¿por qué hablar sobre el cine de James Gray?

Creo que el cine de Gray es interesante por la rareza que supone, por su condición ectópica. Sus films son muy convencionales, se presentan como pelis de género, con la familia de fondo. Son films, sobre todo, con una intención, cuidados y pensados y eso ya es mucho decir.

No niega sus influencias, de hecho, hay una carencia de petulancia en este sentido. En cierto modo, es un cine que te dice: “todo está ya dicho y lo sé”. En ese aspecto, Gray me parece un cineasta honrado pues se reconoce en el cine de otros y nos lo hace saber, no intenta ocultarlo ni va de creador de algo nuevo. De hecho, su cine tiene una textura vieja (que no rancia), un olor a otras épocas del cine americano y justamente eso le da un lugar en el sofá azul. Su aparente clasicismo ha hecho que se hable de él como un destello tardío del New Hollywood de los 70, yo aún no he visto una obra suya suficientemente redonda como para hacer esa afirmación, la verdad, pero sí reconozco algo destacable en su cine y, sobre todo, una intención de hacer buen cine o un cine digno, que ya es mucho.

Aunque yo, personalmente, valoro todo aquello que huele a punk, a transgresor y que tiene un espíritu de ruptura o al menos un intento/intención de ello (me viene a la cabeza la interesantísima “Canino”), creo que es encomiable dejarse de preocupaciones formales, dejar de aparentar que se hace algo nuevo y asumir que no hay nada nuevo y, tras asumir esto, tratar de hacer propuestas honestas y, en cierto modo, aunque con peros (hay cosas de este cineasta que me molestan mucho como la falta de sutileza en ciertos momentos, el academicismo excesivo y la necesidad de atar los finales con un doble nudo forzadísimo), creo que eso es lo que hace Gray.

TWO LOVERS sobre la mesa de disección

Leonard, el soñador dostoievskiano

Two Lovers tiene el típico argumento de una comedia romántica pero GRAY se propone darle una vuelta de tuerca siniestra a este argumento y dejar a su protagonista, el soñador dostoievskiano, sobre un lodo que se le traga los pies a cada paso.

Este film se inspira en la obra de Dostoievski “Noches blancas” y Leonard encarna al personaje del soñador. Un ser traumatizado, un ser en continua ensoñación (traum significa sueño en alemán, lo cual no deja de ser esclarecedor) que se tambalea entre dos mundos: una prosaica realidad y una vida imaginada, una ensoñación.

En la secuencia de arranque de Two Lovers vemos a Leonard (atormentado por el recuerdo de otra mujer ya inalcanzable) que se lanza al agua en la bahía de Nueva York para salir al cabo de un rato (los homenajes a VERTIGO son constantes, aunque sólo en la superficie, en la piel del film). Así se nos presenta al prota. Desde el arranque se nos muestra a un personaje que se tambalea (con claros rasgos bipolares). Un tipo que oscila entre lo real y la ensoñación, entro lo terrenal y lo soñado, lo alcanzable y el ideal, entre salir a flote o dejarse llevar por el canto de las sirenas.


Es posible que Leonard parezca un ser inmaduro con un comportamiento más propio de un adolescente que de un tipo de su edad. Sin embargo, creo que la esencia del personaje va más allá de la simple inmadurez o de la negación de convertirse en un adulto. Leonard es el personaje que anhela (algo difuso, etéreo) constantemente. Leonard anhela algo más allá, algo fuera de lo real, algo que, creo, tiene más que ver con su propia esencia que con la presión social/familiar.

Debido a lo peculiar del protagonista, el film está rodado precisa y férreamente desde el punto de vista (en primerísima persona) de Leonard, el soñador. Así, Gray pretende conseguir un vínculo, es decir, que el espectador empatice. Por ello, Leonard aparece en todas las escenas del film y, sobre todo, es el hecho de dejarnos "penetrar" en su intimidad -asistiendo a escenas en las que se encuentra solo (oyendo y viendo lo que él oye y ve; como cuando espía a Michelle desde su ventana o cuando habla con ella por teléfono o le escribe mensajes)  - lo que hace que aumente nuestra identificación con el personaje o, al menos, lo que contribuye a generar la sensación de compartir su punto de vista. De hecho, en ningún momento nos alejamos de su punto de vista pues, de otro modo, probablemente la historia sería insostenible.

La cárcel familiar o lo que viene siendo el poder vampírico de la familia

Quizás el cine de Gray me atrae por lo recurrente del tema familiar. Los protagonistas de sus films siempre acuden al terreno familiar. Sus films tratan de jóvenes inestables que buscan su lugar, seres perdidos en una maduración que les viene grande y siempre, de fondo, la familia.

De nuevo, cómo no, sale a escena el carácter siniestro de lo familiar (mi obsesión, después de Ant). Al igual que ya comenté en mis reflexiones tontorronas sobre “La cinta blanca”, “Coraline” o “Anticristo”, lo siniestro como elemento directamente vinculado a lo familiar vuelve aquí a estar presente.

No es que siempre diga lo mismo (que también) sino que éste es un tema que me parece fascinante y, seguramente por ello, las pelis de las que decido hablar siempre lo tratan. De hecho, quizás próximamente hablemos en el sofá azul sobre el interesantísimo Agustí Villaronga y su última obra -no por ser de encargo es menos destacable- “Pa negre” (que bien podría ser el paradigma de lo siniestro en lo familiar).

Schelling, el filósofo alemán del romanticismo, define el concepto de “unheimlich” como algo que se manifiesta cuando debería estar oculto y que muestra la otra cara de lo familiar, de lo amable. Así, las vivencias se vuelven siniestras, inquietantes, sobrecogedoras. Más tarde Freud también escribiría sobre el concepto de "lo extraño inquietante", también traducido al castellano por "lo siniestro".

Lo complejo del término alemán Unheimlich le ha conferido un gran espacio en lo relativo a fenómenos psicológicos que tienen que ver con la angustia, con el fantasma, con lo pavoroso.

En lo extraño inquietante, el juego dialéctico de lo familiar y de lo extraño, por el hecho de que está concentrado en el mismo objeto (familiar y extraño a la vez) se complica extraordinariamente. Lo paradójico consiste en que la fuente de pavor no es lo extraño en su oposición inmediata a lo familiar, sino que lo que antes era familiar, emerge bajo un aspecto amenazante, peligroso, siniestro y que a su vez refiere algo conocido desde siempre que ha estado oculto, en la sombra.

Las personas que nos rodean son reconfortantes pues nos protegen del exterior pero, a la vez, se convierten en una cárcel, nos atraen en una red de la que no habrá salida.

Los protagonistas de Gray regresan al útero familiar y mueren, de algún modo, pues claudican en sus deseos. Son engullidos para siempre en las aguas movedizas de lo conocido. Leonard, el hombre que vive en una ensoñación, acabará matando su esencia para volver a lo familiar, a la madurez, a la negación de sus deseos. Se alejará de esa azotea fría, azulada y secreta para volar hacia la luz cálida del hogar, el sofá, y las fotos en las paredes donde, asumimos, quedará pegado (la familia es para Leonard como el Hotel Overlook para Jack Torrance) para siempre, como la mayoría de nosotros.

Las dos mujeres, el ideal etéreo y la calidez de lo terrenal

Leonard se encuentra entre dos mujeres. Una de ellas, Michelle, encarna el deseo y un ideal que roza el absurdo, una vuelta al mundo infantil, a los sueños, a lo secreto y único, a la locura. La otra, Sandra, sin embargo, simboliza la realidad, la calidez, lo familiar, lo confortable, lo plausible, lo correcto, la vuelta al redil, la maduración y, en cierto modo, también, la muerte, la rendición.


Los encuentros más importantes con Sandra serán en la casa (él incluso le hará un recorrido por las fotos de su familia) y en la habitación de Leonard. Además, ella tendrá el respaldo de la familia. Sandra, de hecho, encarna la familia, lo protector (¡ese puñetero guante!), lo terrenal, el calor pero, a la vez, la muerte del sueño. Recordemos que desde el primer encuentro con Leonard, ella ya entra en su habitación. Se introduce en lo más íntimo.

La puesta en escena, un juego de miradas

En contraposición, Michelle es la ensoñación. Ella vive más arriba, en un plano irreal, alejado, que Leonard puede ver pero no alcanzar.

De hecho, su primer encuentro tiene lugar en el rellano de la escalera. Ella huye momentáneamente de su casa y se muestra como un personaje fuera de lugar, a veces fantasmagórico, perdido, dubitativo. Michelle es frágil y tambaleante hasta el paroxismo. Ya desde la presentación vemos que Michelle está desubicada, que no sabe cuál es su lugar. Se introduce en el mundo familiar de Leonard, de forma momentánea, torpe e incómoda, y entra en su casa pero siendo consciente de que está fuera de lugar, de que no pertenece a ese sitio.

No es casual que los encuentros con Michelle estén marcados por un tratamiento irreal: esa comunicación de ventana a ventana (buscando la textura etérea que consiguió el maestro Hitchcock en la gloriosa escena de Kim Novak en la habitación hotel con la luz de un cartel luminoso que le confiere un halo fantasmagórico, de aparición) o esos encuentros secretos en la azotea (un escondite infantil que sólo ambos conocen).

Él siempre la mira desde más abajo, enfatizando así la idea de que ella encarna el ideal, lo inalcanzable, lo etéreo, quizás incluso lo irreal, lo que no pertenece a este mundo. Michelle materializa la contraposición con lo terrenal y, en concreto, con lo familiar.

La azotea, un mundo secreto

Michelle y Leonard se encuentran a cierta altura, sobre lo cotidiano, por encima de lo social. Por ello, el sexo sólo es posible entre ellos en ese lugar secreto y frío. Es el único lugar posible para ellos.


Las escenas en la azotea se revisten de una cualidad onírica, brumosa. La azotea es su escondite, allí se aislan. Es un mundo en el que sólo ellos pueden entrar y Gray no duda en reencuadrarlos para enfatizar más todavía esta idea de un mundo secreto en el que sólo están ellos dos.

Dos encuentros sexuales muy pero que muy distintos

El encuentro sexual con Sandra (qué suerte tiene el puñetero) será plenamente carnal y será en un entorno familiar, social, (recordemos el recorrido que hacen por las fotos de la familia).

Sandra encarna lo cercano, lo carnal. En contraposición a lo inalcanzable, a lo lejano, a aquello que sólo se observa desde la distancia y desde una altura inferior y que es etéreo y acaba, claro, desvaneciéndose (aysss, cómo me suena esto). Por ello el sexo con Sandra será cálido, desnudo, confortable (en la cama de Leonard) tendrá lugar después de ver las fotos de familia, después de recorrer el pasillo de colores tierra.

Sin embargo, con Michelle, será una breve relación casi etérea, carente de cualquier carnalidad, más propia de algo soñado, irreal. Ambos estarán vestidos. El encuentro sexual en la azotea será algo sin textura, sin olor, algo casi inexistente (como Ant, vamos).

En la azotea, la fotografía es azulada, tiene una textura onírica, y recordemos cómo la cámara desciende desde el cielo, como flotando, y se acerca a los dos amantes hasta cerrar el plano en sus rostros. Se trata y Gray nos lo dice de todos los modos posibles (Gray es muy de insistir), de un amor volátil, irreal.

Así mismo, recordemos que mientras con Sandra habrá desnudez, cercanía, calor en el entorno más familiar posible (la habitación de Leonard), con Michelle será un encuentro sexual sin carnalidad. Ella, más tarde, le enseñará su desnudez desde la ventana, desde la lejanía, desde una altura inalcanzable, intocable.

Los colores tierra (el marrón, sobre todo) serán los que marcarán el encuentro carnal, la desnudez, la redondez del sexo con Sandra y, en cambio, el frío de la azotea y sus tonos azulados marcarán el encuentro con Michelle.

El calor de lo familiar y el frío de la ensoñación, todo ayuda a crear esta contraposición que debería servirnos de intriga de predestinación. Gray quiere que Leonard se quede en casa, nos lo está diciendo aunque, en mi opinión, su personaje no lo dice.

Quizás el juego de las miradas y el distinto tratamiento de las dos relaciones sea lo más destacable de este film pues Gray demuestra conocer el código cinematográfico y ser capaz de tomar los recursos a su alcance para crear una obra sugerente, bella y llena de bruma que, sin embargo, se carga hacia el final por su fastidiosa necesidad de atarlo todo.

Sin embargo...

Si este film de Gray tiene muchos aciertos, también es cierto que (como en otras de sus pelis) muestra una necesidad casi patológica de cerrarlo todo y de sobreexplicar. Así, la metáfora visual del guante (lo que te protege, te cubre, es decir, la familia) y el consiguiente juego con el mismo es demasiado obvio y demasiado al uso. A veces, Gray parece querer coger al espectador de la mano y guiarle como a un niño a la salida del colegio para asegurarse de que no se pierde y eso, a mí, me molesta y mucho. A veces, digamos que se le ven las costuras al guión. Cuando uno se empeña en hilarlo todo demasiado bien y se olvida de la capacidad del espectador para hilar por si solo, el resultado es contraproducente. Cuando aparece el guante sabes que va a volver a salir más adelante y es un juego tan obvio que chirría bastante. ¡Por los calvos de Cristo, Gray, eso lo hemos visto mil veces! Además, tal como he soltado por ahí, yo creo que el final de este film no es verosímil.

En mi opinión, y ya me ha pasado con otros films de este director, los desenlaces son forzados porque los personajes dan un giro demasiado brusco y rápido, un cambio que no resulta verosímil pues un final no tiene por qué mostrar toda la evolución del personaje (partiendo de la base del personaje que evoluciona y que empieza siendo uno y acaba siendo de otro modo) sino que puede darnos una clave, simplemente, que nos lleve a deducir hacia dónde irá ese personaje. Gray, sin embargo, es más de cerrar los finales con doble llave y eso fastidia todo un film en el que el juego con dos mundos está plasmado de una forma visualmente muy interesante. Lo verosímil, en mi absurda opinión, es que Leonard se suicide (recordemos cómo se nos presenta), no que vuelva al redil o, al menos, ¡que no vuelva de esa forma tan inmediata! pero a Gray le gusta cerrar las cosas bien cerraditas y con doble nudo. Sí, es verdad que esta vuelta al redil, es una rendición, un abandono de los sueños, una muerte en cierto modo pero que él vuelva esa misma noche al redil es, en mi opinión, demasiado rápido pues un final que nos sugiriera esa vuelta al siniestro mundo familiar hubiera sido mucho más creíble a la par que elegante, he dicho.

Sin embargo, Gray tiende a señalar con el dedo lo que el espectador debe ver y eso, fastidia un pelín, la verdad, y así, con esta tendencia a sobreexplicar y a cerrarlo todo, se carga un fantástico trabajo de puesta en escena, de miradas y de bruma.

Sé que esta crítica se ha hecho esperar. Vale, eso es un eufemismo en toda regla, pero el caso es que, creo que no me apetecía escribir sobre esta película porque a raíz de este film he descubierto algo de mí que no me gusta nada, nada, y ya noto justo detrás de mí al maldito oso. Sé que está ahí, con sus orejas erguidas – en su lenguaje corporal eso significa que yo soy un mierda - y su mirada turbia.

"TWO LOVERS" (2008)
Dirección: James Gray
Guión: James Gray & Ric Menello

29 octubre, 2010

Los ratos muertos de Nosfe (EPD)

Queridos precogs, éste es el lamentable homenaje que os hace Nosfe (pensad que el pobre está muy limitadito por la taxidermia). Si os fijáis, encontraréis la peli que dijisteis. Nosfe (EP corte y pegue) es muy formal ¿o muy formol?
Los que no hayáis sugerido ninguna película para añadir al collage, recordad que los estatutos del sofá azul exigen acertar peli primero. Nosfe es muy estricto con los estatutos, eso de siempre.
Por cierto, espero que este fin de semana dejéis alguna florecilla sobre la cabeza de Nosfe. Aunque él intente disimularlo, estar disecado no quita estar muerto (vamos, que lo cortés no quita lo indecente) y seguro que le hará ilusión.
Yo, por mi parte, me meteré en mi mullidito ataúd (la fila ocho de algún cine) para ver "Copia certificada" de Kiarostami e intentaré dejar de pensar en Ant por un rato, he dicho.

13 octubre, 2010

Panchitos y galletitas (LXIV)

Nosfe (EPD) ha llamado a otra de sus amigas de la terapia de grupo para seres disecados a la par que inquietos y tengo el placer de presentaros a la Sra. Porkupine (sí, como veis, se trata de una tipología de personaje, una especie de Doris Day trasnochada).

Queridos  (y pelín rebotados) precogshabrá galletitas recién chamuscadas y elección de peli a añadir en el collage de NOSFE (EP corte y pegue) para el que acierte la película que esconde la Porkupine bajo su abombada peluca.

LANZAMIENTO DE PISTAS A DISCRECIÓN:
1- Al esconderse, es aconsejable encoger las piernas porque, de lo contrario, se te puede ver un pie.
2- Justo cuando el fumador está a punto de irse al teatro, suena el teléfono.
3- El tipo que llamaba al fumador se ha quedado un pelín "ido" y ahora le da por cantar. Qué penica de hombre...
4- Alguien entra en un lugar con un periódico bajo el brazo. Aysss, ese periódico acabará con su vida.
5- El fumador, junto a la ventana, se da cuenta de algo. Este hombre no da puntada sin hilo.
6- El fumador tiene un fiel ayudante.
7- El tipo del periódico bajo el brazo ya está fiambre y el fumador hace una visita al último hombre que le vio con vida.
8- Hay otro tipo y el pobre tiene un conflicto interior de los gordos. Al final, se sincera con su chica (que lleva la raya del pelo como Anasagasti pero sin la calva).
9- La pareja acaba encerrada en "la habitación misteriosa".
10- Este film es una secuela.
11- El director de este film retoma a uno de sus personajes célebres 10 años más tarde.
12- El tipo con el conflicto interior, que intima con la chica que lleva un peinado a lo Anasagasti, quería ser honrado pero se hartó de ir cada día al INEM.
13- ¿Qué pasa cuando todos los caminos llevan a... un muerto?

¡ENHORABUENA, PRECOG K. DICK!
Sí, sí, la peli que Mrs Porkupine escondía bajo su abombada peluca era
 "EL TESTAMENTO DEL DOCTOR MABUSE" (1932) del maestro Fritz Lang.

Una de las pelis favoritas de Nosfe, juguetón a la par que rígido, en la que el maestro austríaco recupera (10 años más tarde) al personaje del perverso Dr. Mabuse, creado por el escritor Norbert Jacques.
Parafraseando a Michel Chion: "¿Por qué elegir este film cuando precisamente algunos lo consideran como un divertimentos folletinesco en la obra de Fritz Lang? Porque su trepidante guión permite observar una invención dramática en el estado puro, que siempre parece avanzar sin decaer nunca, que no duda en sembrar por donde pasa agujeros e inverosimilitudes... todo esto detrás de una "lógica" aparente. El procedimiento del relevo, del eco, empleado sistemáticamente para relacionar cada escena con la siguiente . Este procedimiento simula, pero sólo simula,  una mecánica guionística implacable. El lazo creado entre las escenas es, de hecho, más mágico que racional, y mucho más eficaz".
Esta noche estáis todos invitados a galletitas en honor al precog K. DICK, quien a lo mejor (ya sabéis que tiene un carácter pelín punk) nos cuenta con qué leches sueñan los androides.

Además, Nosfe ha estado trabajando a destajo en su collage (la muerte le deja demasiado tiempo libre) y creo que nos lo enseñará esta noche.

22 septiembre, 2010

Los ratos muertos de Nosfe (EPD)

Cuánta razón tiene el precog OFUS cuando augura que la sorpresa de Nosfe será, cuanto menos, decepcionante. Yo añadiría que será, además, muy pero que muy lamentable. Lo siento pero, ahí va. Advierto que puede herir y patear algunas sensibilidades artísticas.

En fin, el caso es que este mes de agosto recibí la visita sorpresa de Ant (os contaré detalles en breve en una de mis reflexiones tontorronas) y, tenéis que entenderlo, dejé a Nosfe abandonado en el sofá azul sin dudarlo ni un milisegundo (es que no hay comparación, si vierais esa camisetita del New York Herald Tribune, lo entenderíais).

Sin embargo, para que el pobrecico se entretuviera, le dejé unas revistillas y le dije que hiciera un collage para luego colgarlo en el sofá azul (la primera chorrada que se me ocurrió). Nunca pensé que me haría caso pues, a diferencia de los gatos vivos (que duermen 23 horas al día), los gatos disecados duermen 24 horas y eso les deja poco margen de actividad. Pero, pero, pero, el molde de poliuretano de Nosfe esconde una caja de sorpresas (más rarita que la de Belle de jour) y al amigo le dio por rematar los ratos muertos haciendo corta y pega.

06 septiembre, 2010

Panchitos y galletitas (LXIII)

Este verano ha sido una locura y mi agenda ha estado tan apretada como un lomo embuchado, pero ha llegado el momento de recostarse en la butaca de la fila 8 y hablar de cine, sólo cine y nada más que cine.
Ah, lamento deciros que nuestra querida Miss Marple ha tenido una recaída en Benidorm (los bingos los carga el diablo) y no va a poder sentarse en el sofá azul durante un tiempo. Sin embargo, Nosfe (EPD) ha llamado a una de sus amigas de la terapia de grupo para seres disecados e inquietos y tengo el placer de presentaros a la delicada, a la par que punk, Srta. Porkupine.
Por supuesto, yo seguiré horneando galletitas para el ganador y, además, Nosfe tiene preparada una sorpresita para el precog que acierte la película que esconde la Porkupine bajo su trasero huesudo.
LANZAMIENTO DE PISTAS A DISCRECIÓN:
1- Un tipo que deja huella.
2- Unas piernas que cuelgan del techo.
3- Un proyecto.
4- Un romance muy cinematográfico.
5- Un título en español que muy poco tiene que ver con el original.
6- Un retrato al que alguien le pinta un bigote.
7- Monstruos.
8- Algo dentro de algo, como una muñeca rusa.
9- Serie B de fondo.
10- Un galán estrellado.
11- Tres flashbacks.

¡ENHORABUENA, PRECOG OFUS!

30 agosto, 2010

Las preguntillas de Nosfe (EPD o no)

Nosfe es un ser (¿ente, entelequia, teleñeco?) en conflicto con el mundo, el No mundo, el inmundo e incluso en conflicto con su propio molde de poliuretano. Eso es un conflicto interior de la leche y lo demás conflictillos de ir por casa.


Los protagonistas de las buenas historias también suelen estar en conflicto con el mundo y, además, tienen un conflicto interior que les atormenta (y les da profundidad, claro).


Esta noche el bueno de Nosfe, incapaz de descansar en paz por mucho que lo intente, está más conflictivo de lo habitual y quiere saber qué personaje cinematográfico te parece que tiene el conflicto interior más interesante y/o tenebroso.


Siéntate un rato en el sofá azul, junto al espíritu disecado a la par que inquieto de Nosfe, y háblale de conflictos interiores o de lo que te dé la gana (no vamos a ponernos exquisitos a estas alturas de la película).

01 agosto, 2010

Panchitos y galletitas (LXII)

Se ha puesto en contacto conmigo. Ant, después de un año, ha dado señales de vida ¡y viene a visitarme! Sí, me ha ignorado durante un año, pero no siento rencor. Lo cierto es que estoy pletórico y nerviosísimo ¡¡sólo de pensar en su camiseta del New York Herald Tribune!! Así que, por unos días, me temo que voy a dejar el sofá azul bajo el mando de Nosfe (EPD) y de la Marple (ya casi rehabilitada). Tranquilos, mientras sólo le dé por lanzar pistas, no hay peligro.
¡¡¡LANZAMIENTO DE PISTAS A DISCRECIÓN!!!
1- Se acerca el verano y alguien recibe una postal.
2- Una postal desde el centro.
3- Llega un tipo nuevo. Sabe un truco para no pagar entrada en el cine.
4- Mientras, ella se dedica a tomarle el pelo a su padre con la ayuda de una pecera.
5- Menudo carácter tiene. Está claro que ella no se queda sin comer.
6- Lamentablemente, el tipo nuevo lo tiene mucho más crudo para comer. Mucho más.
7- El director del film hace una breve aparición en la secuencia de arranque.
8- Un niño "volador" a raíz del cual se menciona el título del film.

¡¡¡¡ENHORABUENA, CASTIGADOR SEÑOR X!!!!!

28 julio, 2010

Mr. Nobody

Cocina: otra ración de cine rosquilla o un pincho de vacuidad

Creo que alguna vez ya he hablado de “las películas rosquilla”, se trata de un tipo de film ambicioso (sí, claro, normalmente también pretencioso) cuya belleza estética o complejidad formal (llevar el artificio narrativo hasta el paroxismo) hipnotizan al espectador hasta casi hacerle creer que ha visto un film de cierta calidad. Sin embargo, las películas rosquilla (como su nombre indica), aunque son muy apetecibles y están muy ricas, tienen un enorme agujero en el centro y, tras un ratillo de reflexión, uno se da cuenta de que no había nada detrás de esa belleza hipnótica (¡la belleza debe ser convulsa, leches!). Mr. Nobody es una peli rosquilla de manual y también, por desgracia, es un film muy de nuestra época.



La propuesta de Van Dormael pinta muy bien al inicio, arranca con mucha fuerza pero poco a poco pierde fuelle hasta llegar a una parte central de verdadero bofetón (la historia de amor adolescente está muy excedida de metraje y llega a niveles de hiperglucemia indigestísimos y peligrosos) después de la cual yo ya no pude encontrar una postura cómoda en la butaca del cine. Sí, de nuevo, el gran crítico que es mi trasero se pronunció. Sin embargo, debo apuntar que constaté – no sin cierto estupor- que el film parecía haber satisfecho a los espectadores que me rodeaban. Quizás cuando uno se acostumbra a comer rosquillas empieza a gustarle el sabor a nada.

Aunque es encomiable lo ambicioso de la propuesta, pues en “Mr. Nobody” se pretenden mezclar la teoría de las supercuerdas de la física cuántica (las múltiples dimensiones, hasta 26), la fenomenología trascendental y la búsqueda del amor verdadero-sentido de la vida (o algo así, que resulta muy pero que muy cargante), lo cierto es que cuando me di cuenta de que iba a tener que aguantar la vida de Nemo Nobody, único mortal en un futuro aséptico, con sus tres posibles amantes (a cual más cansina), sus tres posibles vidillas y sus tres posibles muertes, deseé estar en una dimensión paralela en la que no hubiera entrado a ver la peli.

El film recuerda de forma evidente a la obra maestra “OLVÍDATE DE MI” (y, por extensión, a  anteriores como, por ejemplo, la fascinante “El año pasado en Marienbad” en los que se juega con la desestructuración de lo narrativo) pero, lamentablemente, no llega a conseguir un resultado ni por asomo comparable al film de Gondry y Kaufman (mi admirado guionista, uno de los pocos brotes en el páramo de las ideas actual).

Aunque, como digo, hay que valorar que alguien se lance a llevar a cabo un proyecto tan ambicioso (y más en Europa), lo cierto es que el resultado es muy cargante (en ciertos momentos cae en el merengón absoluto) y, tras la compleja artificiosidad de la propuesta, se vislumbra que todo ese andamiaje no era necesario pues, cuando se acaba el castillo de fuegos, nada se ha movido por dentro del espectador, todo sigue igual. Es un film que no deja ninguna huella.

Por otro lado, uno tiene la sensación de haber oído esos diálogos, de haber visto la misma composición de plano ¡¡e incluso el mismo attrezzo y vestuario!! en anuncios y es que, aunque la temática del film intenta ser novedosa, todo parece rebozado en una paramnesia sin fin. El film es un rollito de primavera (desestructurado y con una presentación perfecta) con sabor a estética publicitaria y regusto a diálogos con frases que suenan a libro de autoayuda y a merengón (eso sí, con estética grunge, pelín desaliñado pero con dentadura blanqueada). A todo esto hay que añadir los rostros pluscuamperfectos del prota y de Diane Kruger que aún redondean más ese tufillo a anuncio.

En fin, el cine rosquilla está ahí, al acecho y, si uno no está atento, la belleza de las imágenes puede esconderle el gran agujero. Por ello, yo valoro tanto films como “CANINO”, “Paranoid Park” o “Déjame entrar” (por poner tres ejemplos dispares entre sí) en los que se respira un poco de aire fresco (enfermizo, eso sí, ¡y qué bien huele!) y se propone algo que va más allá del discurso aborregado y políticamente correcto. Por cierto, estoy seguro de que lo políticamente correcto ha sido el hachazo definitivo al arte (que ya estaba el pobre pelín delicadillo de salud).

Como ya he comentado alguna vez, hace tiempo que siento que nuestra época está muy pero que muy vacía o, mejor dicho, hueca. Quizá se deba a que paso demasiado tiempo con un gato disecado, pero el caso es que esta sensación aún se ha reforzado más después de ver la exposición “La subversión de las imágenes” en la que uno ve tanto talento junto que no puede evitar pensar que debía de ser sobrecogedor, apabullante vivir en una época en la que el arte rebosaba por todas partes, en unos años en los que Dalí, Bretón, Buñuel, Ray, Cahun, Ernst, Tzara, etc. daban rienda suelta a sus pesadillas y delirios creando algo nuevo, transgresor y verdadero. Qué pena que ahora el buen arte escasee tanto y que sólo podamos alimentarnos a base de mediocridad (cubierta con los espantosos corsés de lo políticamente correcto) y rosquillas.

 

“Mr. Nobody” (2009)

Dirección y guión: Jaco Van Dormael

23 julio, 2010

Panchitos y galletitas (LXI)

Nuestra querida, y pelín lobotomizada, Miss Marple está eufórica (hiperbólica, casi) porque ha recuperado parte de su peluconcillo y se siente con fuerzas para lanzar un nuevo reto a la cara de todo precog que no haya entrado todavía en ebullición.
A ver quién adivina la película que se esconde bajo el bombín de la Marple.
¡Lanzamiento de pistas a discreción!
1- Tengo una buena amiga que se preocupa por mí.
2- A veces me fijo en los peinados de las mujeres.
3- Sobre todo, desde lo de mi movida laboral.

¡ENHORABUENA, PRECOG OFUS!

30 junio, 2010

Panchitos y galletitas (LX)

Nuestra querida Miss Marple se reincorpora hoy tras su baja por estrés y consecuente alopecia. No quería perderse el "Panchitos y galletitas nº 60". Aysss, a Nosfe y a mí se nos humedecen los ojillos (bueno, sólo a mí).
Como veis, la Marple sigue pelín alterada así que, por favor, no seáis muy duros con ella y, sobre todo, no miréis fijamente su peluca. Está muy sensible con este tema.
A ver quién adivina la película que se esconde bajo la peluca cardada de Miss Marple.
¡Lanzamiento de pistas a discreción!
1- Hasta aquel momento, cuando olí su pelo bajo la escalera, no me di cuenta. ¡Qué ciego estaba!
2- Soy un buenazo, pero también tengo mi lado punk a veces.
3- Cuando tenía la mochila preparada para largarme a ver mundo, las cosas se torcieron. Siempre se tuercen.
4- Una noche pasamos por delante de una casa destartalada, pelín siniestra.
5- Quién me iba a decir que acabaría viviendo allí.
6- A ella siempre le gustó esa casa.

¡¡¡ENHORABUENA, V.!!!

25 junio, 2010

LOS FLASHBACKS DE LA FILA 8 (Primera entrega, a modo de "antipasti")


Los flashbacks de la fila 8

Si miro atrás, no hacia mi penosa infancia (¡¡a la que no volvería ni borracho!! Ser un crío prodigio con una madre “artista” te deja tocadísimo) sino sólo unos meses atrás, lo único que merece la pena salvar de la hoguera es lo que he vivido en – ¿o debería decir “a través de “? - la fila 8 y eso que no todo ha sido bueno. Aun así, en mi vida, lo único que no es un chiste es el cine.
Algunas de las películas que he visto en la fila 8 en los últimos meses han sido (más o menos por este orden y si la memoria no me está haciendo luz de gas):

“Buscando a Eric”, “El erizo”, “Mal día para pescar”, “La cinta blanca” (de la que hice mi última reflexión tontorrona), “Avatar”, “Donde viven los monstruos” , “A serious man”, “Up in the air”, “Chéri”, “Shutter Island”, “An Education”, “El escritor”, “Los hombres que miraban fijamente a las cabras”, “Alicia en el país de las maravillas”, “Lola Montes”, “El fantástico Sr. Fox”, “Canino”, “NAUSICAA”, “Two Lovers” y “La última estación”.

Fuera de la fila 8, en mi habitación secreta, donde Las Chicas de Oro no pueden entrar porque se desintegrarían de inmediato sus cardados, he podido ver una joya llamada “Mary & Max”, que se ha convertido en la película favorita de Nosfe. Simplemente, es su película. También en esa habitación he revisado clásicos imprescindibles y, entre ellos, la filmografía de mi admirado Ozu, una delicia. Quizás algún día me anime a escribir sobre Ozu, pero es un maestro demasiado grande para un tipo tan insignificante y zafio como yo. De momento, sí que me atrevo a lanzar mis chorradicas (en formato breve pero no por ello menos tontorrón) sobre: “Mary & Max”, “Buscando a Eric”, “El erizo”, “Mal día para pescar” y “Avatar”. En este primer pinchito o antipasti de “Los flashbacks de la fila 8” sólo llegaré hasta "Avatar". Así, cualquier cosa que venga después, por fuerza tiene que ser mejor.


Antes que nada, quiero dejar claro que estoy harto de lo políticamente correcto y que cada día me voy a esforzar más por escupir opiniones incómodas y sinceras. Así que no os asustéis si os parezco pelín punk. Sigo siendo yo (el chaval con acné), sólo que cada día un poco menos adolescente y un poco más cabreado con el mundo. Lo normal, vamos.

En el sofá azul, Nosfe y yo abogamos por la honestidad y, por ello (o simplemente por mala leche), “el disecado” me soltó ayer que este blog es “de chufla”. Así, literal desde su mente de poliuretano. Dice Nosfe que ya ni hago críticas de pelis ni nada, que se avergüenza de mí (y eso viniendo de un gato disecado, al que hay que aspirar para que no parezca una alfombra vieja y sucia, es muy duro). Así que, aunque acabo de terminar los exámenes y sólo me apetece hacer el muerto en la piscina y pasear como un turista, cuelgo este aperitivo para acallar mi mala conciencia y para librarme de la mirada-escupitajo, cargada de desprecio y asco, de Nosfe.

Primera entrega, ahí va eso:

“MARY & MAX”, “Buscando a Eric”, “El erizo”, “Un mal día para pescar” y “Avatar”.

 
“MARY & MAX” (2009)
Dirección y guión: Adam Elliot

 

Sinopsis: "Mary and Max" narra la larga amistad por correspondencia entre un tipo cuarentón judío y obeso de Nueva York y una niña australiana de 8 años que vive en los suburbios de Melbourne.

Voy a empezar en alto, con la que para mí es una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo, “Mary & Max”. Esta película de animación es una verdadera joya, una rareza llena de originalidad, humor, mala leche y dolor.

No voy a decir nada más porque creo que es mejor entrar en el mundo de "Mary & Max" virgen y quedarse con la boca abierta ante tanto talento (sí, el talento existe y aquí, además, se junta con mucho oficio y dedicación). Una maravilla.

Si decidís suicidaros hoy, ved la peli antes, en serio. No se os quitarán las ganas de morir, pero éste es un film que hay que ver (quizás uno de los pocos que merezca la pena ver entre todo el refrito y la mediocridad audiovisual que nos inunda) antes de tumbarse en el cajón de roble en plan, digamos, definitivo.

Creo que alguna vez ya he soltado algún gruñido sobre el problema de la distribución en este nuestro país (perdón por ponerme en plan local, pero uno se rasca donde le pica). Esta curiosa situación que se acentúa cada vez más y nos lleva a situaciones como la que se da con esta obra maestra. Su estreno creo que ni siquiera está previsto en salas comerciales. ¿Para qué estrenar un producto de tan alta calidad pudiendo distribuir refritos nauseabundos y mierdas (ni eufemismos ni leches, estoy punk)? Pues eso. No todo el cine comercial es malo, ni mucho menos, pero los cinéfagos con ganas de ver otras cosas en la pantalla grande lo tenemos pelín chungo (y eso que yo vivo en la capital y soy asiduo a los cines para gafapastas, cuyas carteleras cada vez se diferencias menos del resto de salas comerciales). Los cinéfagos nos hemos convertido en tullidos. Nos han mutilado la posibilidad de acceder a miles de títulos que han cosechado (o no) éxitos en festivales.

Supongo que “Mary & Max” pasará a engrosar la lista del cine invisible (películas que se estrenan en festivales, ésta con una estupenda acogida, pero que no llegan a las salas comerciales). En la actualidad sólo hay dos modos de ver cine invisible, poder ir a festivales o la bendita Internet (patrona de los cinéfagos y los adictos al porno). ¿Cómo si no disfrutar de esta maravilla o del cine, por ejemplo, de creadores como Pedro Costa (si, vale, hubo un ciclo en la Filmo), Pen-Ek o incluso de títulos de realizadores tan conocidos como Van Sant (¿qué leches pasó con el estreno de “Paranoid Park”)?

En fin, Nosfe y yo damos gracias a Internet por saciarnos el ansia de cine pero que se nos prive de ver “MARY and MAX” en pantalla grande es algo que nos pone de muy pero que de muy mala leche. Ahí dejo eso, debajo de la alfombra que hay junto al sofá azul, pero -en cuanto pase el aspirador- volverá a salir el gruñido de debajo de la alfombra, lo advierto.

Vale, he dedicado un párrafo escaso a la obra maestra en sí y el doble a quejarme de la distribución en España. ¿Y lo a gusto que me he quedado? Pues eso, viva el espíritu punk y abajo el orden y la geometría.

 
"Buscando a Eric" (2009)
Dirección: Ken Loach
Guión: Paul Laverty

Sinopsis o algo así: Eric Bishop, un cartero de Manchester fanático del fútbol, atraviesa una dura crisis vital. La relación con sus hijos es un desastre y en general su vida sentimental es lamentable. Ni siquiera el buen ambiente que vive en el trabajo consigue levantarle el ánimo. Pero, pero, pero una tarde se aparece ante él, en su casa, Eric Cantona, su mayor ídolo y, claro, éste le ayudará a retomar el control de su vida.

En mi absurda opinión, Loach es un tipo desigual (y necesario, eso lo reconozco). Encomiable siempre, pero a veces poco cuidadoso con el resultado final de sus películas.

No voy a entrar al trapo con este film. Sólo dejaré caer, a mí modo, como el que no quiere la cosa, algunos puntos en los que el guión, en mi opinioncilla, cojea más que Tristana.

Un guión a la pata coja:

La terapia del gurú Cantona resulta muy larga y desordenada. Creo que más secuencias en exteriores hubieran ayudado (y mucho) pues las pocas que hay le dan aire al film y, sobre todo, crean sensación de avance, de cambio o evolución en el personaje.

Lo cierto es que, hablando del cambio del personaje, la cosa no resulta muy verosímil. Creo que por la mala estructuración de la terapia. Las secuencias no llevan a una evolución, hay muchas que no aportan nada nuevo. Así mismo, el cambio en la relación de los hijastros hacia el protagonista resulta poco creíble.

¿Por qué le quiere ella? Esa es una pregunta que para mí resulta incontestable.

La parte central es larga y pesada. En este sentido, en tanto que la pistola es el elemento que acelera los acontecimientos y da el ritmo y, sobre todo, el rumbo (es necesario crear la sensación de que la trama va hacia algún lado) que le falta al film, aparece demasiado tarde.

Así mismo, cuando los amigos del prota no salen a escena la peli pierde gracia pues estos aportan frescura y esa especie de tierna y entrañable camaradería proletaria que tanto gusta a Loach y que tan buen resultado le da. El problema es que en la mayor parte del nudo del film los amigos desaparecen.

Sin embargo, el guión se recupera hacia el final con un muy buen desenlace. La pistola (elemento que hace avanzar la trama) reaparece en esta última parte reconvertida-reinventada y, de nuevo, salen a escena los amigos (multiplicados por cien, también reconvertidos).

Personalmente detesto el fútbol, casi tanto como el claqué, pero supongo que para los amantes de este deporte el film tiene un aliciente añadido.


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