30 diciembre, 2008

My Blueberry Nights

Una tarta de arándanos con extra de azúcar, un mix psicofónico y una voz hipnótica

La pesadilla navideña empeora mi acné. No es por las comilonas ni los empachos, es por el puñetero estrés. ¡¡Las Chicas de Oro me vuelven loco!! En estas fechas están más efusivas que nunca. Hay gente que se pone tristona en estos días, pero os aseguro que a Las Chicas de Oro no les da por pensar en sus difuntos (o desaparecidos misteriosamente) maridos de forma nostálgica. Todo lo contrario, están pletóricas, llenas de energía. Pasas por su lado y se te eriza el vello y te dan calambrazos. Es algo espeluznante de verdad.

Lo peor con diferencia de estas fechas es el momento en que mi madre me suelta alguna frasecilla del tipo: “Anda, cómprales un detallito para el día de Navidad a las chicas, que ellas te traerán regalos”. ¿Qué diablos se supone que tengo que comprarles a unas sexagenarias que tienen de todo? Y, sobre todo, ¿por qué y para qué? Pues cada año, la misma historia. ¡Es como el puñetero día de la marmota!

Total, que el otro día, mientras miraba algún libro de rollos de esoterismo para Maggie (al final le regalé un CD hecho por mí con un mix de ruidillos misteriosos en plan psicofonías), olí el perfume de mi amiga agorafóbica. Obviamente no podía ser ella. ¿Ella en la FNAC con gente por todas partes? Imposible, claro. Pero, de todos modos, la busqué con la mirada entre la multitud. No había ninguna chica paliducha y con ojos gigantescos así que salí a la calle y la llamé por teléfono porque me dio una especie de apretón, unas ganas irrefrenables de oír su vocecilla. Para mi sorpresa, se puso al teléfono y fue genial oír su voz debilucha y pelín rota. Fue genial de verdad. Estaba tan contento y a la vez tan atontado que no podía seguir buscando los puñeteros detallitos para Las Chicas de Oro y me fui al único lugar en el que me siento a gusto, a la fila 8 de un cine.

Como estaba tontorrón, eufórico, blandengue, taquicárdico y a la vez pelín melancólico (sí, todo al mismo tiempo. En plan mix, como la mezcla psicofónica que preparé para Maggie), pensé que no podía haber mejor elección que una esponjosa tarta de arándanos con extra de azúcar, así que me acomodé en una butaca central de la fila 8 para ver “My Blueberry Nights" de Wong Kar Wai.

Al igual que sus dos grandes pelis, “Happy together” e “In the mood for love”, ésta también tiene una carga hipnótica y una poética visual que embriagan. Sin embargo, a mí me empachó tanta música y tanto plano vacío que no aporta nada, sólo un poco más de azúcar a una tarta ya de por sí dulzona en exceso.

La prota me resulta poco interesante y su viaje introspectivo por la América profunda es como un paseo en coche descapotable. Un viaje en descapotable te despeina, el sol te quema la piel y el viento te acaricia las mejillas pero difícilmente puede cambiarte por dentro si no te bajas del coche. No sé, no me parece que ella pueda sufrir un cambio importante a raíz de lo vivido en su pequeña odisea.

Este es un film en exceso previsible en el que lo que se cuenta tiene poca importancia pues se pone el acento en la belleza del encuadre, en la iluminación, en la fotografía… Así cada plano se convierte en una hermosa postal, en un anuncio de perfume, en algo así como un fotograma coloreado e hipnótico pero pelín hueco.

Quizás la belleza visual de este film y sus cualidades estéticas hacen aún más patente la simpleza y, en mi absurda opinión, el vacío del contenido. Supongo que, de alguna manera, esa perfecta y apetecible porción de tarta de arándanos que Norah Jones devora en el film es en realidad un bellísimo y esponjoso bocado de nada, de aire perfumado.

Yo me quedo con el recuerdo de “Happy together” en el que el talento de Wong Kar Wai se hacía patente no sólo por la belleza y originalidad estética del film, sino también por su buen hacer a nivel narrativo.

De todos modos, “My blueberry nights” es un bellísimo viaje por carreteras sin fin, es un instante hipnótico. Es como oír la voz debilucha y rota de mi amiga agorafóbica. Lo malo es que cuando termina ese instante alucinógeno te das cuenta del vacío.

My Blueberry Nights (2007)
Dirección: Kar Wai Wong
Guión:Kar Wai Wong & Lawrence Block

16 diciembre, 2008

Panchitos y galletitas (XXIV)

¡POR FIN UN PRECOG HA ADIVINADO LA PELI QUE SE OCULTABA, CON ROPA DE CAMUFLAJE Y GAFAS OSCURAS, TRAS LAS PISTAS CHORRAS!


Anímate y dile a Nosfe qué peli se esconde hecha un ovillo.
¡¡CUIDADÍN, LANZAMIENTO DE PISTAS A DISCRECIÓN!!
¡Eh, señora, baje ese moño cardado! Voy a lanzar las pistas con bate.
¡Necesito desahogarme porque la Navidad se me ha caído encima y pesa como un muerto!

1- Hace un frío de la leche y este puñetero flequillo siempre se me mete en el ojo. Por cierto, ¡qué pelazo tengo! Nada que ver con el pelo rizado y feuchillo de mi nuevo amiguete.
2- Yo soy muy de leer por la noche. Debajo de la manta y casi sin luz, así es como suelo leer. Un día de estos igual me quedo ciego, pero habrá merecido la pena.
3- He aprendido 2 cosas: las miradas matan y los cojos no son de fiar.
4- La que se lió un día que mi madre nos llevó a mi amiguete (el del pelo feuchillo) y a mí a comer a un restaurante.
5- Yo voy de duro pero me quedo hecho polvo cada vez que mi madre me visita. En el fondo, soy pelín blandengue.
6- No veas cómo se puso mi amigo un día que le pregunté cómo se pronunciaba su apellido. ¡Qué tío, menudo carácter tiene!
7- Bueno, me voy a sincerar... Por la noche me da por leer cosicas pelín guarrillas.
8- Francia da pelín de miedo estos días con tanto uniforme por las calles.
9- Mi nombre es Julien y algunas veces tengo problemitas de incontinencia urinaria. ¡Nadie es perfecto!

¡¡¡¡¡¡ENHORABUENA, ÓSSCAR!!!!!!!!!!!!!!!!


¡Claro que sí! La estupenda peli que se escondía hecha un ovillito tras las pistas chorras era "Au revoir les enfants" (1987) dirigida por Louis Malle.

Creo que es la primera vez que participas en "Panchitos y galletitas" pero has entrado por la puerta grande en el rincón de honor de los precog. ¡¡¡Ración doble de galletitas recién chamuscadas marchando para ÓSSCAR!!!

10 diciembre, 2008

Madurando en el sofá azul

Hace un par de semanas os conté, en plan confidencia a gritos, que fue mi cumple y algunos amiguetes le susurrasteis a Nosfe que también cumplís años en estas fechas pre-Pesadilla Navideña, así que quiero felicitaros (hoy estoy pelín cariñoso-pegajoso).
Travis, Unamás y Tiff: En el sofá azul tenéis 12 ronroneos eléctricos de Nosfe y una montaña de galletitas recién horneadas.
Madurar en este rinconcillo del No Mundo se hace más llevadero repanchingado en el sofá azul y charlando con amigos (bajo la atenta mirada de cristal de Nosfe).

09 diciembre, 2008

BOLT


A la sombra de unos guantes de látex talla única

Este fin de semana la chica Burton, la que salía con mi amigo el guaperas, me dijo que se aburría con él y que yo le parecía mucho más interesante. Lo soltó así, sin darle mucha importancia, y luego se encendió un cigarrillo. Al principio, claro, creí que era una broma diabólica y que, si yo picaba el anzuelo, en el momento menos pensado acabaría con un cubo de sangre de cerdo sobre la cabeza (lo cual dudo que fuera beneficioso para mi acné). Sin embargo, la sorpresa vino cuando me di cuenta de que ¡hablaba en serio! Me quedé pasmado y, aunque yo soy bastante buen amigo (a pesar de lo locas que están mis hormonas), la verdad es que lo que realmente me echó para atrás fue el recuerdo de aquel beso con mi amiga agorafóbica. Supongo que todavía la echo de menos. Aunque ya no mucho, apenas un par de veces (o quizás 16 ó 18) cada maldito día. Creo que la sombra de aquel beso con guantes de látex aún está muy presente en mí y me preguntó si algún día me podré quitar de encima esta maldición ¡que me impide liberar mis hiperbólicas hormonas adolescentes!

Apabullado ante una situación tan alucinante (está claro que es inaudito que una chica me prefiera a mí antes que a mi amigo el guaperas), me refugié, claro, en la fila 8 de un cine. Fui a ver “BOLT” animado por el recuerdo de la reciente y fantástica “WALL-E” pero, claro, ni todas las chicas del mundo son mi amiga agorafóbica ni todas las pelis de animación son “WALL-E”.

BOLT es algo así como la versión canina y con superpoderes de “El Show de Truman”. La primera secuencia (que se inicia con un plano de un escaparate hiperrealista) promete un alarde técnico y quizás creativo similar al de otras joyas de la animación pero, lamentablemente, BOLT no es una joya sino más bien una simple pulserita de temporada.

BOLT es una película de animación para niños. No tiene varios niveles de lectura ni un guión magistral. De hecho, el guión tiene bastantes agujerillos y problemitas varios. Además, los diálogos y las situaciones son poco ingeniosas. Así que, aunque la idea de arranque es prometedora, no se le sabe sacar partido y el desarrollo de la misma deja mucho que desear.

El planteamiento (o presentación) se hace largo. Es decir, hay demasiadas secuencias en las que se nos muestra a Bolt como superhéroe de ficción. Al espectador ya le ha quedado claro que se trata de un rodaje y sabe que, en realidad, todo eso no conduce a nada. Por tanto, la dilatada presentación se hace reiterativa y pesada. Así pues, el primer punto de giro, que nos lleva al nudo, llega tarde. Se hace esperar demasiado y el espectador, o al menos yo, se cansa. Este punto de giro es el momento en que Bolt escapa del set de rodaje y acaba en el mundo real.


El arranque del nudo es la parte más potente. Hay ritmo puesto que el protagonista, el amigo Bolt, tiene una misión clara: salvar a su dueña-amiga de las garras del malo (ésta es la trama de la serie, claro, pero Bolt cree que es real). El espectador tiene también sensación de que van a pasar cosas, de que se inicia una aventura y, por tanto, se crea interés. Así mismo, es la parte en la Bolt reúne a sus compañeros de viaje: la gatita callejera y la chinchilla obesa (uno de los personajes con más gracia. Sin olvidar a las palomas y al agente de la niña, que no tiene desperdicio). Sin embargo, en vez de crear una serie de aventuras y peripecias para llegar hasta el tipo malvado y salvar a la niña, el conflicto interior del protagonista se hace patente enseguida. Bolt se empieza a hacer preguntas sobre su vida, sus superpoderes, etc. Así pues, el espectador pierde la sensación de que van a pasar cosas en cuanto el protagonista ha perdido el rumbo. Es decir, el prota ya no sabe muy bien hacia dónde tirar y el guión tampoco y entonces el espectador empieza a tener la sensación de que en realidad no está pasando nada. Por ello, el nudo del film acaba siendo flojo y se hace largo y, de nuevo, pesado.

Podría haber sido una road movie llena de situaciones ingeniosas pero no lo es porque el protagonista deja muy pronto de tener claro cuál es su objetivo y no hay una meta clara. Más que una aventura, se trata de dar tumbos y estos tumbos, además, no tienen demasiada gracia.

El desenlace, en mi absurda opinión, está bien resuelto. Es lo que el espectador adulto-adolescente sabe que va a pasar desde el principio, claro, pero está bien resuelto.

No sé, cuando se apagan las luces y me encuentro sentado en la fila 8, yo siempre espero ilusionado encontrarme con otra maravilla como Wall-E pero, precisamente, lo que hace especial a Wall-E y lo que hace especial a mi amiga agorafóbica es que son dos joyas raras y únicas.

"BOLT" (2008)

Dirección: Byron Howard y Chris Williams

Guión: Dan Fogelman y Chris Williams

05 diciembre, 2008

Mi vida es un chiste

Ya empieza la cuenta atrás. Quedan 33 malditos días para que pase la Navidad.
Me aterra que lleguen esas dos larguísimas semanas (de achuchones y pellizcos en las mejillas) en que Las Chicas de Oro campan a sus anchas por casa y yo me siento más bicho raro, si cabe.
Para mí la Navidad es una pesadilla y, por ello, me refugio en el cine (más de lo habitual).
¿Hay alguna peli que os guste ver cuando tenéis un mal día (o, digamos, 15 días horribles)?
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